Remodelación de las Plazas de Santa Catalina, Cormelana y espacios en PEPRI

Arquitectos

Óscar Pedrós, Sandra Dopazo Costoya

colaboradores

Iván López Pereira, arquitecto; técnicos de la Oficina de Rehabilitación e Vivenda del Excmo. Concello da Coruña (dirección de obra)

constructor

Construcciones López Cao S.L.

fotografías

Óscar Pedrós

Situación: Barrio de La Pescadería, A Coruña
Tipo: Espacio Público. Rehabilitación
Promotor: Concejalía de Rehabilitación y Vivienda. Excmo. Ayuntamiento de A Coruña
Año: 2009
Presupuesto: 730.243,20 €
Superficie: 2.950 m2.

Remodelación de las Plazas de Santa Catalina, Cormelana y espacios en PEPRI

Arquitectos

Óscar Pedrós, Sandra Dopazo Costoya

colaboradores

Iván López Pereira, arquitecto; técnicos de la Oficina de Rehabilitación e Vivenda del Excmo. Concello da Coruña (dirección de obra)

constructor

Construcciones López Cao S.L.

fotografías

Óscar Pedrós

Situación: Barrio de La Pescadería, A Coruña
Tipo: Espacio Público. Rehabilitación
Promotor: Concejalía de Rehabilitación y Vivienda. Excmo. Ayuntamiento de A Coruña
Año: 2009
Presupuesto: 730.243,20 €
Superficie: 2.950 m2.

Un proyecto de conocimiento y reconocimiento de la ciudad, que nos hace pensar a qué velocidad viajan las cosas y se transforman en oficios que requieren pausa y reflexión como la arquitectura y el urbanismo, de condición casi inmóvil una vez se ejecutan.

El ámbito de actuación se sitúa en el barrio de la Pescadería de A Coruña. La superposición de los planos realizados por Barón y Yáñez en 1874 y el plano de alineaciones de 1912, nos dibujan un mismo ambiente urbano, de remate de la traza de éste contra el Primer Ensanche. En la actualidad, la escala y el tráfico rodado de la calle de San Andrés y la barrera de edificaciones existente entre la Plaza de Santa Catalina y la Cormelana sugieren una lectura del contexto mucho más individual. En el caso de la Plaza de Santa Catalina, son las alineaciones de 1912 las que confieren a la plaza un carácter más regular, acercando los edificios de la esquina este a la antigua calle Espoz y Mina. La fuente que la preside mudó de emplazamiento a lo largo de la historia por lo menos en tres ocasiones, pasando de situarse en el chaflán que hacía con esta última, a ocupar una posición más retranqueada y centrada en la plaza, hasta colocarse en el lugar que ocupa en la actualidad. Revisando las fotos antiguas de la ciudad, se puede observar la relación que tenía la fuente con el contexto urbano: como elemento arquitectónico, se percibía con más nitidez, ya que la plaza estaba más despejada de vegetación. Como elemento funcional, las selleiras acudían a la misma con las sellas sobre sus cabezas a coger agua. La fuente de Neptuno aparece como el primer punto de abastecimiento de agua potable de la ciudad, en la cota más baja de ésta, hasta que llegó en 1928 el suministro municipal. Aquí desaguaba el Viaje de Visma, que nacía en el Monte de San Pedro, reconocible hoy en día por el acueducto del Paseo de los Puentes. Un lugar de encuentro derivado de la necesidad. donde el roce creaba relación entre las aguaderas. Una escena que retrata Henrique Rabuñal en el monolito instalado en la inauguración, en 2009.

Las líneas generales de actuación responden a un interés creciente por regenerar los tejidos más longevos de la ciudad a base de vaciar espacios. Esta estrategia trae consigo una puesta en valor de los elementos urbanos más significativos de las épocas que precisamente generaron esos vacíos. En muchas ocasiones, como en la Plaza de Santa Catalina, el paso del tiempo desvirtuó su carácter, incluso como espacio de mercado temporal, volviéndose un lugar de paso y ocultando a Neptuno. Qué mejor actuación que recuperar la circulación alrededor de la fuente y, con ello, su presencia. Resulta significativo que el mayor condicionante de este espacio público y aquél que lo desvirtuó fuese un transformador eléctrico soterrado, otra infraestructura necesaria para la ciudad –como sucedió con la fuente-, instalada donde más sencillo resultaba. Esta infraestructura condiciona exteriormente la solución del entarimado de madera, que oculta las rejillas de ventilación, así como la parte posterior de una serie de bancos volados diseñados al efecto. El gran banco corrido oculta la visión desde San Andrés de los contenedores de RSU.

Otra imagen impactante que se desprende de aquella postal donde se ven las espaldas del Dios del agua es la de su silueta recortada contra las galerías de los edificios de Espoz y Mina, curiosamente el contorno más respetado de los cuatro de la plaza y aquél que mantiene menos contacto con la misma. De aquí parte otra necesidad de proyecto: proteger la fuente del fondo de los edificios que cierran la plaza al sur, con la plantación de árboles de gran porte y hoja perenne y potenciar la visión de las galerías a San Andrés. Una visión que también se fomenta colocando los árboles que rodean la fuente de forma asimétrica, abriendo la perspectiva desde la calle San Andrés en dirección Plaza Pontevedra. Tal solución de árboles de porte bajo y hoja caduca mejora el ya escaso asoleo de la plaza en invierno y justifica la posición de los bancos.

El otro ámbito de actuación, que ya viene lanzado desde la Praciña de Pastoriza y del Africano, no hace más que insistir en ese vaciado de los espacios, que además gozan de poco asoleo. Ese «hacer huecos» se viste de un lenguaje similar al que se empleó en su momento en la Praciña, moderna y contenida, para unificar toda la actuación, desde El Vista hasta la Cormelana, pasando por la calle Picos, que fue abierta paralelamente a la calle San Andrés a base de actuaciones de demolición que ya aparecían indicadas en los planos de alzados del PEPRI de 1998. Tal secuencia urbana puede ser generada por la unificación de materiales y soluciones constructivas y por la peatonalización de la calle. Una actuación que trae consigo la regeneración de los locales situados en planta baja, con la consecuente actividad económica, al tiempo que soterra instalaciones y convierte en separativo el sistema de recogida de aguas.

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