Por su posición natural, Bueu y, en especial el barrio de Banda do Río, han guardado siempre una estrechísima relación con el mar. Desde principios del s. XIX, las industrias de salazón y los astilleros de ribera, y todo el conglomerado asociado a la actividad pesquera configuró un lugar con gran tradición gracias a esta estrecha relación. Las artes rederas, el secado del pulpo, las embarcaciones en la arena y un sinfín de estampas relacionadas con esa Galicia de posguerra, que todos asociamos a una noble intención de subsistir y mejorar la calidad de vida con lo más preciado de esta tierra: su litoral.
Con el tiempo, los modos de producción fueron cambiando, del mismo modo que se alteró el borde de Banda do Río y su relación con el mar. Los envites de la marejada, el cese de las necesidades relacionadas con la pesca -antes descritas-, y la aparición del puerto después de los años 1920, condujeron al acercamiento gradual de la edificación al borde del mar, y la consecuente necesidad de construcción de un muro a modo de espaldón, para protegerse del mismo. El mar siempre reclama lo que es suyo. La relación con el litoral se había transformado completamente.
Sin olvidarse de todos los aspectos sociales del barrio, de la gestión del espacio público, el peatón y el vehículo, de las costumbres de sus habitantes, de los puntos delicados a nivel de escorrentía, del Asteleiro de Purro, etc, el proyecto que se presenta, desde su génesis, guarda una estrecha relación con ese espacio batiente que siempre ha dirigido la evolución del borde marítimo de Bueu. Al tiempo que se trata de reordenar la dinámica del barrio desde el punto de vista de las necesidades descritas por sus vecinos y mejorar sus condiciones de vida, se trata también de dotar de una imagen única, diferenciada de otros lugares con paseo marítimo pero que surta el mismo efecto, y que se pueda ejecutar por fases sin que dicho proceso pueda desvirtuar la uniformidad de lenguaje que unifique todo el borde. Un borde amable, que vuela sobre el agua, pero que también es consciente, a través de sus bandejas deslizantes de prefabricados, de cómo se debe gestionar la fuerza del mar que, en tantas ocasiones de marusía, penetra en el interior del barrio.
La actuación también contempla, dentro de ese desarrollo urbano, la conexión transversal de los espacios interiores del barrio; un aparcamiento experimental, construido con esos mismos prefabricados, que podrían ser trasladados o ampliado, sobre un sistema de drenaje urbano en un punto que es inundable; la consideración del Asteleiro de Purro como nuevo concentrador de actividad; la mejora de los accesos a la playa; el mantenimiento de la pista deportiva en su entorno, consiguiendo además que el paseo pueda continuar hacia el fondo del barrio y ascender por la ladera; un nuevo espacio social al final de la Rúa Escameo, que abre su perspectiva hacia el agua, etc,…